¿QUÉ NOS DICE LA GEOGRAFÍA ECONÓMICA SOBRE LAS ELECCIONES EN EEUU?

Por Juan Pippia

En INNOVAES analizamos 4 variables para saber que nos dice la geografía económica sobre el resultado electoral. En esta oportunidad, seleccionamos: la riqueza de los Estados, cómo la pandemia y su consecuente crisis económica impactó, la situación económica en la región del Rust Belt y el clivaje campo-ciudad.   

El PBI “votó” a Biden:

Probablemente, por influencia de Hollywood se suele asociar a los republicanos con los ricos y empresarios y a los demócratas con la clase media. Pero la realidad es más compleja. Según un estudio de Brookings, los votantes de Biden se hacen con el 70% del PBI; mientras que los que votaron por Trump solo controlan el 29%. Una tendencia que se acrecentó dado que en 2016, los votantes de Hillary poseían el 64% del PBI; mientras que el entonces ganador sumaba el 36%. En parte, esto se explica porque los grandes centros urbanos, –como se verá más adelante- tienden a votar por los demócratas. En ese sentido, Biden acumuló una gran cantidad de votos en los 3 principales centros urbanos: New York, Los Ángeles y Cook County (condado que cuenta con Chicago). El área metropolitana de NYC –por si sola- posee un PBI levemente superior a Australia (1,43 billones de USD vs. 1,33 billones).

Si en lugar de mirar los centros urbanos, nos enfocamos en los Estados, vamos a encontrar una situación similar. De los 10 Estados más ricos en términos de PBI, en 6 ganó Biden y en 4 Trump.

En California –que sí se independizaría sería la 5° economía del mundo y posee un PBI equivalente al Reino Unido- le dio a Biden una masiva victoria del 64,3%, mientras que Trump obtuvo el 33,6%. La “2° economía de EEUU” es Texas, Estado que posee un PBI de 1,63 billones y equivale a Canadá. Aquí Trump ganó con el 52,2% y  Biden logró un 46,4%. En el Estado de New York -con un PBI de 1,1 billones, similar a Corea del Sur- Biden logró el 55,7%; mientras que Trump el 43%. Luego se ubica Florida, con un PBI de 967 mil millones, una cifra aprox. a México, también le dio la victoria a Trump con el 51,2%, dejando a Biden con el 47,9%. La “quinta economía” es Illinois; Estado ubicado en la región de los Grandes Lagos y que es parte del Rust Belt. Illinois tiene un PBI de 609 mil millones, equivale a Países Bajos y le dio el triunfo a los demócratas con el 55,8%, mientras que el “GOP” logró el 42,3%. En 6° lugar, se encuentra el ahora famoso Estado de Pennsylvania. Posee un PBI de 531 mil millones y dicho número es similar a Suecia. Aquí –por un muy estrecho margen- Biden ganó con el 49,8% y Trump se hizo con el 49,1%. En 7° lugar, está Washington, lógicamente nos referimos al Estado y no a la capital. La sede de Boeing, Starbucks y Amazon, tiene un PBI de 524 mil millones y es similar a Polonia. Aquí Biden ganó con el 58,5% vs. el 38,9% de Trump. La 8° “economía” es Ohio con un PBI de 466 mil millones, cifra equivalente a Nigeria. Aquí Trump ganó con el 53,4% y Biden logró el 45,2%. Más adelante, se volverá a hablar de este Estado. En 9° lugar, está New Jersey con un PBI de 465 mil millones y muy dependiente de NYC. Aquí Biden se hizo con la victoria con 57,2%, mientras que Trump logró el 41,5%. Y cerrando la tabla, se encuentra Carolina del Norte con un PBI de 399 mil millones, similar a Irlanda. Aquí Trump ganó con el 50% y Biden cerca con el 48,7%.

La crisis económica y la pandemia, fidelizó el voto de los “Blue States”:

Tanto la pandemia como la crisis económica impactaron más fuerte en los Estados gobernados por los demócratas (“Blue States”). Si bien no hay un consenso claro al respecto, algunas hipótesis arrojan alguna luz y nos permiten concluir que ambas catástrofes –tal vez paradójicamente- fidelizaron el voto demócrata. Como ya sabemos el virus se expande con mayor facilidad en las grandes áreas urbanas con alta densidad demográfica. En Argentina, tuvo epicentro en el AMBA, en España en Madrid y Barcelona y también en EEUU se enfocó en las grandes ciudades; las cuales suelen estar gobernadas por los demócratas. Hasta aquí puede explicarse por qué los Blue States se vieron más afectados por el coronavirus. ¿Por qué también se vieron económicamente más perjudicados? Acá tampoco hay un consenso amplio y se presentan las siguientes hipótesis: 1) Las medidas de distanciamiento y aislamiento social (conocidas en EEUU como “Stay-at-Home Order”), fueron más severas en los  “Blue States”. Ya sea porque le dieron prioridad a la contención del virus o porque sus Estados contaban con grandes centros urbanos; lo cierto es que fueron más estrictos que los “Red States”. Lo que lógicamente, conllevó a una mayor caída de la actividad económica. 2) En los “Blue States” predominan el sector terciario de la economía: los servicios, el cual fue el más afectado por las medidas de distanciamiento social. Son los  casos de Estados como NY y California, por mencionar los más relevantes. Al mismo tiempo, la industria y las actividades primarias tienen poca incidencia en muchos de estos Estados. 3) El repentino boom del Home Office habría impactado severamente en muchos comerciantes y actividades que dependen de las millones de personas que diariamente asistían a las oficinas. Una vez más, esto fue más fuerte en las grandes áreas urbanas. Como conclusión puede argumentarse que los “Blue States” se vieron más perjudicados y pudieron percibir que Trump o no hizo mucho para ayudarlos o bien hizo una mala gestión de la pandemia. Como resultado hubo un “voto castigo”.     

3 Estados del “Rust Belt” abandonaron a Trump y votaron por Biden:

Los Estados del Rust Belt se ubican en el Noreste del país, bordeando a los Grandes Lagos y fue allí donde comenzó la industrialización. La mayoría de los clústeres industriales surgieron o se radicaron allí, destacándose el sector automotriz en el Estado de Michigan. Fue el corazón industrial de EEUU, hasta mediados del S. XX, cuando -por diversos motivos- comenzó un proceso de desindustrialización. Hacia la década de 1980, la región fue golpeada por el desempleo y la inseguridad. Aunque la situación socio-económica mejoró en los últimos 30 años, la región continúa sufriendo secuelas.

Con un discurso que denunciaba la pérdida de empleos industriales, en manos de México y, especialmente, China; Trump se hizo fuerte en el Rust Belt. Como ya sabemos, logró la victoria y prometió “traer fábricas y empleos” la región. En esa dirección, Trump inició la “guerra comercial” con China y forzó una renegociación del NAFTA; reformándolo en favor del sector industrial estadounidense. No obstante y a la luz del resultado electoral en la región, parecería que eso no fue suficiente y muchos de sus votantes volvieron a los demócratas. Asumiendo una perspectiva más crítica con Trump, podría afirmarse que la “guerra comercial” no ofreció resultados concretos. No hubo una “lluvia de inversiones” en el Rust Belt y, al mismo tiempo, Beijing contraatacó con subas arancelarias a productos de dicha región. También apuntó contra los farmers del Midwest pero para esa región Washington contó con una amplia batería de subsidios y ayudas económicas permitidas por la OMC.

En conclusión: 3 Estados del Rust Belt (Wisconsin, Michigan y Pennsylvania) que había votado por Trump en 2016, se dieron vuelta y volvieron a votar a los demócratas.

El clivaje campo-ciudad, cada vez más consolidado:

En 2017, una encuesta del Pew Research Center encontró que los demócratas y los republicanos no solo difieren en cuanto a sus opciones políticas sino también en cuanto estilo de vida. Casi dos tercios de los republicanos dijeron que prefieren vivir en un lugar con una “casa más grande”, sin vecinos cerca y donde la escuela, los comercios y el centro de la ciudad, se encuentren alejados. En cambio, los demócratas prefieren casas más pequeñas, más proximidad y encontrarse a una distancia “caminable” de la escuela, los comercios y el centro de la ciudad. Estos estilos de vida van de la mano de las preferencias políticas. Según un estudio del mismo centro, las áreas urbanas tienden a votar a los demócratas en un 62%, mientras que solo el 31% se inclina por los republicanos. En cambio, en las áreas rurales el voto republicano alcanza el 54%, mientras que los demócratas obtienen el 38%. El clivaje campo-ciudad no es nuevo. Hace por lo menos 30 años que es el “escenario-base” de cualquier estratega político. Condiciones propias del sistema electoral estadounidense -como la circunscripción uninominal y ausencia de representación proporcional- lo han reforzado. Y como resultado los republicanos suelen contar con la mayoría de los condados y suelen dominar las legislaturas estaduales. A modo de “compensación”, se encuentra la urbanización y, más importante, el crecimiento de las áreas metropolitanas. Se trata de una tendencia estructural, que difícilmente se revierta y que claramente favorece a los demócratas. Gracias al crecimiento de áreas metropolitanas, algunos Estados se “urbanizan” o más apropiadamente “metropolizan” y tienden a volverse demócratas. En las recientes elecciones, este fue el caso de Georgia -que durante 28 años- fue un bastión de los republicanos. Sobre un total de 10 millones de habitantes, 6,8 millones se concentran en el área metropolitana de Atlanta (que contiene a 39 condados) y es la 9° mayor área metropolitana de EEUU. Y –como en muchas otras áreas metropolitanas- Biden se hizo con la victoria. Debe advertirse que el fenómeno contrario -es decir, cuando las grandes ciudades pierden población y las áreas rurales lo ganan, se favorece a los republicanos. Es el caso de Ohio; Estado que experimentó un proceso de desindustrialización y mucha de su población se volvió al campo. No obstante, este “contra-fenómeno” es mucho menos frecuente.

A modo de conclusión, podemos señalar que la coalición de Biden pudo capitalizar el “voto duro demócrata”, favorecerse de tendencias estructurales como el crecimiento de las áreas metropolitanas, también pudo absorber el impacto de la pandemia en la fidelización del voto demócrata y no sufrió significativamente por su pobre performance en el “voto rural”.

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